El análisis filosófico,
histórico, económico, sociológico y político del origen y desarrollo del
inminente Nuevo Orden Mundial, nos invita también a tener que elevar
nuestra mira hacia un sentido profético, toda vez que en las Sagradas
Escrituras, particularmente en el libro del Apocalipsis, – cuyo término latino
significa Revelación – habla formalmente de un acontecimiento
histórico, o más bien, de una serie de acontecimientos históricos que revelan
la manifestación violenta, terrible y totalitaria de un Gobierno Mundial que
tendrá su máxima expresión al final de los tiempos – no al fin del mundo –
y que será lidereado, citando una frase de Donoso Cortés
“por un plebeyo de satánica grandeza
.”
En efecto, en la medida en que la historia se va desarrollando ante nuestros
ojos, nos acercamos al cumplimiento de las profecías, mismas que son al
mismo tiempo más comprensibles por la inminencia de su realización,
lo que nos ubica en una posición de mayor ventaja que otros intérpretes
anteriores sobre tal o cual profecía. En esta tesitura, una de las múltiples visiones que tuvo
Juan y que plasmó en el Apocalipsis fue el surgimiento de un gran imperio
que detentará un Gobierno Mundial que se impondrá sobre diez reyes o naciones
y que estará encabezado por el último y personal Anticristo. Pues bien, estamos
en posición de afirmar que
este
Gobierno mundial no es otro sino
al que hemos hecho referencia a lo largo de este libro.
Anticristo Personal
La figura personal del Anticristo pertenece, contra lo que pudiera pensarse,
al campo del orden político. No será entonces un fenómeno
fundamentalmente religioso, aunque desde luego estará vinculado a ese campo,
pero de inicio su manifestación estará ligada al contexto político. Su poder
será un poder secular, el poder del mundo. De hecho, Santo Tomás de Aquino
en su Comentario a la II Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses, indica que el instrumento
propio del Anticristo será precisamente el poder de este mundo. Por
tanto, el Anticristo es una figura eminentemente histórica, un personaje
que tendrá en torno a sí un inmenso poder por el que implantará un supuesto
orden, un remedo de orden, un pseudo orden mantenido por la actividad “todopoderosa”
de quien lo va a ejercer. El concepto de pseudo orden está vinculado al éxito
que logrará su política del “engaño”, ya que ese orden aparente será tomado
por un orden verdadero y legítimo. De tal forma, que cuando el Anticristo
esté en el poder todo “funcionará a las mil maravillas,” todo marchará “como un reloj”, desde lo que es la producción
de bienes de consumo hasta la educación y la seguridad pública. No habrá
hambre, todos comerán y estarán saciados y será este orden inicuo de tal condición, que parecerá
como una verdadera salvación espiritual en este mundo, lo que le dará al
Anticristo la condición de ser precisamente un falso Cristo, es decir,
un falso Salvador, un falso Mesías.
El Anticristo ejercerá su poder político sobre toda la humanidad. Será el Señor del
Mundo, tal y como lo han concebido varios estudiosos del tema, como el teólogo
ortodoxo Vladimir Soloviev en su obra conocida Relato Sobre el Anticristo. Sólo cuando la soberanía
del Señor del Mundo sea mundial, entonces llegará a ser realmente el Anticristo.
El Anticristo ejercerá su poder en toda la tierra no solamente de forma
extensiva, sino también de
forma intensiva. El Estado mundial del Anticristo será un Estado
totalitario en el sentido más amplio y terrible de la palabra. No habrá posibilidad
ni siquiera de emigrar a ningún lado. La Iglesia Católica, lo que
quede de ella para ese entonces, pisoteada y reducida en cuanto a número de
fieles, será arrinconada en la soledad, habrá “huido al desierto”,
(Apoc 12, 6) y perderá prácticamente la simpatía y adhesión de la mayoría de los católicos
de hoy. Será la Iglesia de los mártires.
Este Anticristo no proyectará una imagen criminal y terrible, por lo
menos de inicio. Al principio se manifestará como “bueno, virtuoso
y aún fingirá ser un santo, haciendo gala de humanidad y de humanismo.“.1 Al respecto
uno de los principales estudiosos del tema del final de los tiempos, J. Pieper
dice que
“la tradición no ve en la imitación de Cristo más que la potenciación
al máximo de la santidad aparente que caracterizará al Anticristo....
sólo en virtud de esa imitación de la santidad auténtica, capaz de engañar
incluso a las personas serias y aún a los creyentes, resultará comprensible
el engaño de muchos, que llegará incluso a los mismos elegidos.” 2
Siguiendo con la imagen del Anticristo y retomando
la exposición de Soloviev, el Anticristo aparecerá al mundo como un “benefactor”. Él dará al mundo
la paz: una falsa paz, y solucionará el problema económico y la cuestión
social. Dirá seguramente el Anticristo: “Yo voy a resolver todos los problemas
y males que les aquejan. Daré al mundo una abundancia universal. Debe existir
un poder central que suprima las funestas rivalidades económicas, políticas
y sociales de las naciones, para que todos puedan vivir felices y consumir aún más de lo que necesitan.
A todos distribuiré ganancias substanciosas y alcanzarán la satisfacción plena.
Yo impondré un solo sistema económico
para que todos puedan comprar y vender”. 3
En el relato de Soloviev, el Anticristo supuestamente es autor de un libro
que será traducido a todas las lenguas del mundo con el título “El Camino
Abierto a la Paz y el Bienestar en Todo el Mundo”. Y en un manifiesto
dirigido a todo el mundo el Anticristo dirá: “Pueblos de la tierra. Se
han cumplido las promesas. La paz del mundo está asegurada para toda la eternidad.
. . desde hoy existe un poder central. . . ese poder me pertenece.
De ahora en adelante ningún poder osará decir guerra cuando yo diga paz”.
Esto lo escribía Soloviev en el último año del siglo XIX.
4
Pacto de Paz en el Medio Oriente
Uno de los grandes prodigios y milagros, si lo pudiéramos
definir así, será la paz,
en apariencia definitiva, que el Anticristo logrará establecer entre Árabes
y Judíos. En efecto, desde la caída de Jerusalén en el año 70, los judíos
viven dispersos por el mundo en espera de que se cumplan las profecías que
anuncian su última y total reunificación en Sión, con la reconstrucción
del tercer Templo y la aparición del Mesías. Las Escrituras nos hablan de una reunificación definitiva
que aún no se ha cumplido, pues falta la aniquilación de los últimos enemigos
de Israel, la posesión total de la tierra prometida y la reconstrucción del
tercer Templo de Jerusalén. Esa reedificación se realizará con la aparición
del Anticristo a quien los judíos recibirán como el Mesías esperado. En efecto, de acuerdo con la Tradición Apostólica en la Iglesia, el
Anticristo será judío. Jesucristo nuestro señor dijo lo siguiente: “He
venido en nombre de mi Padre y no me recibísteis, pero vendrá otro en su propio
nombre y a ese sí lo recibiréis” (Juan 5, 43). Por tanto, los judíos lo recibirán como Su Mesías, que
va perfectamente en la línea de la dominación judía mundial y de su proyecto
mesiánico milenario, que será hecho realidad con la aparición de este
personaje.
Hay muchas profecías que hablan
de la última reunificación que aún está por cumplirse: “El señor unirá
a los dispersos de Israel y los juntará con los dispersos de Judá desde los
cuatro confines de la Tierra” (Is 11,12). Por ahora, los judíos lloran su suerte junto al Muro
de las Lamentaciones esperando el cumplimiento de las profecías, después
de la suprema batalla de Gog (Ez 39, 9-10) y de la unificación
de
todos los judíos. Esto será obra del Anticristo, quien en el máximo del caos
solucionará los conflictos y celebrará un pacto de paz en favor de los judíos,
dando inicio a un período de falsa paz y de supremacía de Israel. Este
lapso, según el profeta Daniel, (9,27)
durará tres años y medio.
A mayor claridad, en la profecía de Daniel de las 70 semanas, dice : “Después
de 62 semanas (+ 7 iniciales)
un Ungido (Cristo) será eliminado, sin que haya culpa
en él. Y el pueblo de
un príncipe que vendrá (el Anticristo) destruirá la Ciudad y el Santuario...El
concertará con muchos una firme alianza (Paz Árabe-
Israelí) durante una semana( 7 años); en
la mitad de la semana (3 años y medio) hará cesar el sacrificio
y la oblación (suprimirá la Santa Misa), hasta que la
ruina decretada se derrame sobre el devastador” (9, 26-27) En efecto, a los tres años y medio, el Anticristo
romperá el pacto y comenzará la persecución contra los mismos judíos y contra
todos los habitantes de la Tierra
mediante la imposición de
un Gobierno Mundial: “Cuando se sientan más seguros destruirá a muchos
y se rebelará contra el Príncipe de príncipes” (Dn 8,25).
La profecía de Daniel 9,27 implica
que efectivamente existirá un tercer templo, un culto y un sacrificio. Ahora bien, de acuerdo con las profecías de Ezequiel
38 y39 y las de Daniel en los capítulos 7 y 9, la aparición del llamado
Anticristo se dará en medio de un gran conflicto y caos, teniendo como centros
de guerra y revolución tanto Medio Oriente como Europa. Es decir, que
la guerra de Israel y la respectiva firma del tratado de paz alcanzada por
el Anticristo, marcará exactamente el inicio de la pre-tribulación de 3 años
y medio, y una vez rota esa paz por el propio Anticristo, arranca otro
período de tribulación extrema
de otros 3 años y medio, que Jesucristo denominó como la Gran Tribulación.
Hay quienes piensan que los tratados de paz del 13 de septiembre
de 1993, firmados por Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, marcaron ese comienzo. Pero el tiempo se ha encargado de desmentir dicha tesis, pues han pasado
ya más de siete años y no se ha verificado ninguno de los acontecimientos
pronosticados por las Escrituras.
El Anticristo también tendrá un falso profeta. Este sí será de tipo
religioso, y
del cual hemos hablado exhaustivamente en el libro La Traición a Juan Pablo
II. Este falso profeta será el promotor de una falsa religiosidad con una mezcolanza de elementos e influencia New Age, que promoverá
la divinidad del hombre con las solas fuerzas humanas y el apoyo de poderes
ocultos y esotéricos. Este poder político religioso será tan brutal, que
los moradores de la tierra serán obligados a rendir pleitesía, hasta tal
extremo que se exige adoración
a la persona misma del Anticristo. Posteriormente, se obligará a todos, pequeños
y grandes, ricos y pobres, libres y siervos a llevar una marca impresa
en la mano derecha o en la frente, a fin de que nadie pueda comprar o vender
si no está marcado con el nombre de la bestia o el número de su nombre. Y agrega el Apocalipsis
“que aquí hay sabiduría: quien tenga entendimiento calcule la cifra de
la bestia, por que es cifra de hombre: su cifra es 666” (Ap 13,
16 – 18).
Por tanto, habrá ni más ni menos que un boicot económico. Aquí se manifestará
en toda su crudeza el reinado universal y totalitario del Anticristo,
ya que quien no tenga la marca de la bestia no podrá llevar a cabo ningún
tipo de transacción comercial, situación fácilmente alcanzable con el adelanto
tecnológico actual.
El Último Imperio en el Apocalipsis
En 1988 este servidor escribió la obra El Diablo y el Anticristo, en la cual se describe
precisamente el tema del último imperio relacionado con las visiones
del profeta Daniel, y que nos llevan de la mano a una estrecha relación con
el Gobierno Mundial del que hemos venido hablando. 5
En efecto, la interpretación de los Padres de la Iglesia es que el Anticristo
se alzará a partir de un resurgimiento del Imperio Romano... Tal afirmación se apoya en las visiones
del profeta Daniel relativas a cuatro bestias que emergen del mar.
El profeta Daniel vivió la época del cautiverio en Babilonia hacia el año
580 a. C. En la primera parte del capítulo 7 de Daniel se le revelan al profeta
cuáles serán los imperios sucesivos que pasarán por el escenario de la
historia, y que tendrán poder sobre la tierra. Precisamente, estos imperios están representados
mediante cuatro bestias que suben del mar (en la Escritura el mar significa
el mundo como realidad profana), teniendo especial importancia la
cuarta bestia y que es la que va a coincidir con la visión del
Apocalipsis de la que habla San Juan respecto al último y personal Anticristo.
El Apocalipsis nos habla del Anticristo en los siguientes términos: “Y
vi del mar, dice San Juan, subir una bestia con diez cuernos y siete
cabezas, y en sus cuernos diez diademas y en sus cabezas nombres de
blasfemia. La bestia que vi era semejante a un leopardo; sus patas
eran como de oso y su boca como boca de león...” (13, 1
– 2). Como señalamos, esta bestia corresponde al Anticristo según toda la interpretación tradicional de la Iglesia.
Ahora bien, Daniel dice lo siguiente: “Yo estaba mirando... y subieron del mar cuatro grandes bestias,
diferentes una de otra. La primera bestia era como león, y tenía alas
de águila... vi otra bestia,
la segunda, semejante a un oso... y vi otra, semejante a un leopardo...
tenía esta bestia cuatro cabezas;... después de esto continué mirando la visión nocturna
y vi una cuarta bestia, espantosa y terrible y extraordinariamente fuerte,
que tenía grandes dientes de hierro. Devoraba y desmenuzaba y lo que sobraba
lo hollaba con sus pies. Era diferente de todas las
bestias anteriores y tenía diez cuernos. Estaba yo contemplando los
cuernos cuando divisé otro cuerno pequeño, que despuntaba entre ellos;
y le fueron arrancados tres de los primeros cuernos. Y he aquí que había en
este cuerno ojos como ojos de hombre y una boca que profería cosas horribles.”
(7, 2-8)
Afortunadamente, un ángel le explica a Daniel la visión y le dice: “Estas
grandes bestias, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán en la
tierra.” (7, 17)
Ahora bien, respecto a la primera bestia que Daniel comparó como a un león
con
alas de águila, los intérpretes ven en él al imperio babilónico de Nabucodonosor. Respecto a la segunda bestia semejante a un oso, la mayoría lo aplica
al Reino Medo-Persa. La tercer bestia parecida al leopardo y que tiene cuatro
cabezas, corresponde al imperio de Alejandro Magno, y las cuatro
cabezas, su división del imperio griego en cuatro reinos: Siria, Egipto, Asia
Menor y Macedonia. Si nos fijamos bien, las tres bestias aquí referidas,
león, oso y leopardo, coinciden con la bestia descrita por San Juan en el
Apocalipsis, sólo que de forma inversa. Daniel se refiere, en orden,
primero al león, luego al oso y al final al leopardo, en cambio San Juan en
su visión primero refiere al leopardo, luego al oso y termina con el león.
Esto quiere decir, según San Ireneo, que el último imperio, el del Anticristo,
será una recapitulación de la herejía de todos los imperios anteriores. Ahora bien, vayamos a la cuarta bestia.
Dice Daniel: “Quise entonces saber la verdad acerca de la cuarta bestia,
que era diferente de todas las demás y extraordinariamente terrible, que tenía
dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba, desmenuzaba y hollaba con
sus pies lo que sobraba; y acerca de los diez cuernos que estaban en su cabeza,
y también acerca de aquél otro que le había salido
y delante del cual habían caído los tres primeros; ese cuerno que tenía
ojos y una boca que profería cosas espantosas y parecía más grande que los
otros” (7, 19 – 21).
Al igual que en la anterior visión, el ángel explica a Daniel el contenido
de la misma y le dice: “La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en
la tierra (este cuarto reino fue el Imperio romano) este será
diferente de todos los reinos, devorará toda la tierra, la hollará y la desmenuzará.
Los diez cuernos (significan que) de este reino (Imperio Romano)
surgirán diez reyes; y tras ellos se levantará otro que será diferente
de los anteriores y derribará a tres reyes” (7, 23 – 24).
De todas las anteriores visiones, los Padres de la Iglesia, ven en el
cuerno pequeño la figura del Anticristo. Es decir, que surgirán diez
reyes, o reinos o naciones, que la Sagrada Escritura llama los diez cuernos
de la bestia y que provendrán de un cierto “orden románico”, y de ellos
surgirá el undécimo cuerno que será el Anticristo. Este cuerno pequeño
crecerá de golpe como de en medio de los diez cuernos y a la vez fuera
de ellos, porque es el undécimo; es decir, una especie de infiltrado de
entre las naciones, el cual vencerá a tres de los diez reyes y los restantes
voluntariamente se le someterán.
El Apocalipsis nos aclara este aparente crucigrama cuando el ángel le dice
a Juan: “Los diez cuernos que viste son diez reyes que aún no han recibido
reino, más con la bestia (Anticristo) recibirán
potestad como reyes. . . éstos tienen un solo propósito: dar su poder
y autoridad a la bestia”. (17, 12-13)
El Anticristo pues será un rey universal que dominará una confederación
completa de diez reyes, o naciones o bloques políticos o económicos, pero
que englobarán al mundo completo sin excepción. Su poder será inmenso y la riqueza
del mundo estará a sus pies, pues como judío será la manifestación palpable y personal
del milenario espíritu mesiánico y poder terrenal que ha identificado a
la judería internacional, que por un breve tiempo serán
los amos absolutos del mundo, y su sed de venganza estará saciada de las atrocidades
que sufrieron por 2000 años.
Los falsos milagros y prodigios engañosos que hará el Anticristo a la vista
del mundo, serán obra del poder oculto
y esotérico que anima a la Masonería Invisible y cuya cabeza es Lucifer.
A la luz de estas consideraciones proféticas, sólo nos resta afirmar que
todo lo que ahora está ocurriendo, en nuestra muy personal opinión, tendrá
cumplimiento exacto a la luz de las profecías, ya que éstas no provienen de
cualquier individuo, sino de Aquél
que dijo: “El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán”. Y del mismo modo, estamos convencidos de que esto
es inminente, de acuerdo con nuestra perspectiva histórica y profética de
los acontecimientos que están ocurriendo y que están por suceder en los próximos
años, y que no son otros sino aquellos de los que dijo Jesucristo constituían
las “señales de los tiempos”.
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el undécimo cuerno es Estados Unidos...q surgió de Inglaterra ( uno de los 10 cuernos...supongo )
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